Crónica de un ROBO continuado

Parte III

Jorge Ossa Londoño

Profesor demandado, profesor condenado, profesor subrogado

Los tres nuevos títulos, degradantes, que me ha conferido

la Universidad de Antioquia

Apreciados amigos de la comunidad universitaria. Las demandas continúan; el ROBO está en su apogeo. La buena noticia es que han resultado jueces que, contrario a la expectativa de la Universidad, han negado la medida cautelar, con lo que se constituyen casos excepcionalmente importantes para mantener la esperanza de que la justicia falle a nuestro favor, bien en Colombia o bien desde las cortes internacionales. Mientras tanto la institución se debate en la incertidumbre funcional, motivada por la desmoralización y por la desfinanciación, en una secuencia misteriosa a la que se suma la arbitrariedad administrativa, como es el caso del desconocimiento de derechos adquiridos. 

Una cosa sí es clara, y es que la desfinanciación no es culpa de los profesores de cátedra, ocasionales, de planta o jubilados; son decisiones directivas y administrativas. En cuanto a la desmoralización, los jubilados, que ya no somos habitantes cotidianos de la Universidad, no tendríamos mucho que decir, pero sí hemos sentido la falta de alegría en nuestras visitas ocasionales. Lo que sí podemos aseverar los jubilados es que nos sentimos maltratados como exservidores, tanto en nuestros derechos legales, como en nuestras expectativas de ciudadanía universitaria: La universidad vulnera nuestros derechos, atropella las normas constitucionales y legales, desconoce la condición de ciudadanos adultos mayores, amenaza, crea incertidumbre.  Acaso ¿no es todo esto suficiente para explicar, en parte, la desmoralización? Esta desmoralización y tristeza, para muchos de los mayores se convierte en depresión y enfermedad, y para otros en indignación…Todo esto se vive en las familias que, hasta hace unos años consideraban a la Universidad como verdadera madre nutricia; pero hoy la miran con sospecha.

La Universidad representó todo, para los ciudadanos que tuvimos la oportunidad de habitar sus aulas, laboratorios y bibliotecas; haciéndonos profesionales, construyéndonos como profesores, cultivando valores democráticos y bellas utopías: Dos de esas mayores utopías fueron la ciudadanía y la justicia. La realidad, que ahora se nos ha revelado, es que la Universidad es injusta, inmoral y delincuente: nos amenaza, nos ROBA, y desconoce nuestra calidad de ciudadanos universitarios y de ciudadanos mayores.

También había prometido, para esta catilinaria, hacer un somero cálculo de cuánto ha dejado de percibir, en términos económicos, el profesor X, del ejemplo anterior, que tenía un sueldo promedio, base del cálculo para la cuantía de su pensión, de 3 millones de pesos, en 2004. Ese profesor de la Transición de la Ley 100 recibiría el 21% ($535.500) de su mesada de la Universidad, mientras que el 79% ($2.014.500) le sería cubierto por Colpensiones. Si la Universidad lo condenó, en 2014, o sea que dejó de recibir el 21%, en estos últimos 10 años le han robado 140 mesadas (incluidas las primas de julio y de diciembre que, por Ley, recibe el jubilado. Eso equivale a $75.000.000 y queda faltando por sumar el IPC acumulado. Yo, a ojo de buen cubero, calculo $21.000.000; para un ROBO TOTAL de $ 96.000.000, sin tener en cuenta los gastos de abogados que todos hemos debido contratar.

¿Puede haber alegría? ¿puede haber fervor institucional? Lo único que queda claro es que no hay MADRE NUTRICIA sino MADRE TRAIDORA, MADRE CORRUPTA.

La corrupción desmoraliza las instituciones.

Parece que la autonomía universitaria se está aprovechando para justificar la dirección y la administración arbitrarias; recuperemos la autonomía universitaria para lo que fue concebida: para el ejercicio del librepensamiento y de la intelectualidad.

Julio 20 de 2024