Crónica de un ROBO continuado
Parte V
Jorge Ossa Londoño
Profesor demandado, profesor condenado, profesor subrogado
Los tres nuevos títulos, degradantes, que me ha conferido
la Universidad de Antioquia
Corre apresurado el 2024 y no aparecen las buenas noticias para la Universidad de Antioquia; no cesa el desconocimiento de derechos, en violación flagrante de la Constitución y de los más mínimos principios morales y éticos que fundan la comunidad universitaria. Estamos, en apariencia, frente a un gigantismo institucional, sin planificación, como puede colegirse de la proclama de ser “víctima de su propio éxito”. Esto se viene alimentando desde el nacimiento de las tres triples reelecciones, antiestatutarias y, a todas luces, conculcadoras de la democracia universitaria. Recuerdo la falsa celebración de los 200 años “coloniales”: este pudo haber sido un punto de quiebre en “la explosión del éxito”. Afortunadamente, en su momento se reivindicó la Universidad republicana; pero parece que la reflexión crítica sobre la universidad bicentenaria que queremos sigue postergada.
Si miramos los últimos 30 años (27 de los cuales han transcurrido con “tres triple-reelectos rectores”) vemos en el trasfondo nacional a otros reelectos líderes, y mono-electos títeres, que, no por ser reelectos, o títeres, hicieron lo mejor para el país; por el contrario, en ese período se consolidó la persecución, el miedo, la violación de derechos humanos y civiles; se entronizó la corrupción al mayor nivel y se cubrió, a la base ciudadana, con un manto asfixiante de desesperanza.
¿Tiene que ser la universidad, como dicen algunos, el reflejo de la sociedad? Digamos que sí, de alguna manera la universidad tiene que mirarse al espejo de su entorno; pero esa imagen especular tiene que ser de centelleo para la transformación, no para la reproducción de manera acrítica, ni para opacar o limitar las posibilidades del cambio; siempre posible y siempre necesario.
Colombia está viviendo otra realidad. El entorno de democracia y de constitucionalidad es otro, y es nuevo; imperfecto, pero novedoso en los doscientos años de historia post-virreinal. ¿Se nos está quedando la Universidad de Antioquia dando tumbos en el remolino del cambio, con nostalgias realistas, sin anclar su mirada, y sin trazar su camino, hacia el horizonte de un nuevo contrato social para una nueva sociedad ética, moral, legal, progresista y solidaria?
Los profesores viejos, de la transición de la Ley 100, 734 que somos los damnificados con la tal “subrogación”, no podemos dar fe de que la Universidad vaya por el camino correcto. Seguimos siendo víctimas del robo del 21% de nuestra mesada pensional, lo que significa un asalto de la “alma madre” en contra del presente y del futuro de nuestras familias.
Por todo ello, los jubilados, asociados de APROJUDEA, acompañamos a la Mesa Ético-Política e invitamos a todas, las que antes llamábamos, fuerzas vivas… a que despierten o resuciten para que juntos construyamos el nuevo día.
Jorge Ossa Londoño agosto 20 de 2024