REFLEXIONES ACERCA DE LA VISIÓN ALTERNA Y PERTINENTE DE FUTURO PARA LA UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA.
Por: Raúl Fdo. Scarpetta Gómez. Economista. M.B.A.
Egresado y ex servidor de la de la Universidad de Antioquia como profesor titular. Afiliado a la Asociación de Profesores Jubilados de la Universidad de Antioquia- Aprojudea-
“Un mundo cambiante exige nuevas ideas. Pensar lo impensable es una forma de mover la rueda del aprendizaje. Por esa razón, las organizaciones necesitan más personas insensatas que quieran cambiar el mundo, en lugar de adaptarse a él”
Charles Handy.
Lo que está ocurriendo en la Universidad de Antioquia, son manifestaciones de decisiones que se adoptaron en el pasado lejano y próximo. Lo que vaya a ocurrir en los años y décadas venideras podrá ser lo mismo de hoy o distinto con mayor pertinencia e idoneidad social, si se adoptan o no decisiones estratégicas y de transformación radical.
Varios son los aspectos que deben ser tenidos en cuenta, con el propósito de procurar una Universidad pertinente socialmente, proactiva y con visión adecuada y sostenible de futuro. A continuación, se exponen en términos generales para la discusión y el debate los que en primera instancia llaman la atención.
1. Acerca de la pertinencia de la Universidad.
Al comienzo del presente escrito se formularon dos (2) opciones alrededor de las cuales, alguien puede hacer su elección, de acuerdo con sus intereses ideológicos y políticos.
Sin embargo, frente a la opción de definir los alcances de la pertinencia de la Universidad en el marco del modelo Neoliberal, lo que se ha comprobado, es que atenta contra la sostenibilidad de un Proyecto de Nación, debido a que los beneficios de su implantación en su mayor parte, son apropiados por los países conocidos como “desarrollados” y en específico, por las Corporaciones y Empresas Multinacionales que tienen su asiento en ellos.
A Colombia, hoy en día en las condiciones sociales, culturales, políticas, económicas, tecnológicas y ambientales que viene viviendo, no le sirve, ni le servirá el modelo neoliberal, porque antes que contribuir a que se consolide como nación, como país, como sociedad en paz, lo que está sirviendo es como escenario de mercado y de recursos para ser expoliados como consecuencia de la implantación de dicho modelo desde lo social, lo cultural, lo político, lo económico, lo tecnológico y lo ambiental. No es sino verificar los índices de desarrollo social, humano, educativo, económico, tecnológico y ambiental, entre otros, para el país y su comportamiento, desde años anteriores y sacar conclusiones.
Queda entonces la segunda opción, la cual claramente contiene los fundamentos para que la Universidad de Antioquia como institución publica de conocimiento-saber, le encuentre sentido a su existencia y a la aplicación de los recursos que le son provistos, y con ello, aportar a la viabilidad sostenible del país.
En esta segunda opción, no se excluye la relación del conocimiento-saber en cuanto a sus componentes operativos de la docencia, la investigación y la extensión, con lo correspondiente a su accionar en las otras regiones del planeta, sino, que dicha relación, debe priorizar los intereses nacionales contemplados en el proyecto de nación y que, además, se efectúe en términos de igual a igual y de gana-gana.
2. El principio de la Autonomía.
Retomando el significado y el sentido del concepto de autonomía ya expuesto, el cual es requerido como soporte para la visión alterna, pertinente y sostenible de futuro para la Universidad, vale la pena resaltar que dicho concepto implica empoderar a los campos del conocimiento-saber (Unidades Académicas), como escenarios de materialización a través de la docencia, la investigación y la extensión del que-hacer misional de la institución. Dicho empoderamiento lo asumen los actores protagónicos en dicho campo, es decir, profesores, estudiantes, egresados, trabajadores y empleados, quienes para la gestión realizaran acciones de planear, organizar, dirigir y controlar. Desde esta perspectiva, el actuar de la academia, como comunidad de conocimiento-saber, de trabajo intelectual para la investigación, la docencia y la extensión, prevalece sobre el actuar de las labores de apoyo, soporte o habilitación. Conlleva ello, que el gobierno, la gestión y la responsabilidad social por el desempeño misional de la Universidad, recae en los actores protagónicos ya identificados, extendiéndose, con base en el conjunto de saberes o de unidades académicas, a toda la universidad de forma integral.
3. El Principio de la Participación.
De acuerdo con la naturaleza de la Universidad, como espacio de ideas, de intercambio de inteligencias para la generación de conocimiento-saber útil socialmente por medio de la investigación, la docencia y la extensión, se requiere la concertación para “construir” comunidad académica y ello sólo es posible, mediante la participación y con colaboración vinculante y efectiva de la comunidad académica, lo que supone como requisito básico el convocar de manera real a los actores protagónicos de dichos procesos misionales como son los profesores, los estudiantes , los egresados, los trabajadores y los empleados, estos últimos, como colaboradores en los procesos de apoyo, de habilitación o soporte.
La Universidad como institución a través de la implantación del principio de la participación vinculante, con injerencia directa en la toma de decisiones, desde sus actores sociales válidos y pertinentes, debe apuntar a ser más “orgánica”, más sistémica e integradora con sus componentes y miembros, y teniendo en consideración al sector social del cual hace parte, como lo es el del conocimiento-saber y el trabajo intelectual multidisciplinario.
Vale la pena acá, introducir un concepto y una posibilidad de convocar a una estructura de relaciones para la Universidad mas apropiada. Dicho concepto es el de la universidad como ecosistema, entendido éste como se expresa en la siguiente cita:” Las nociones de ecosistema iluminan la universidad tradicional, para que esta pueda ubicar el quehacer común pensado y ejecutado como un todo que es mayor que cada una de las partes, como la razón de la comunidad científica, académica, educativa, en fin, de la comunidad universitaria. Esta perspectiva va más allá de la racionalización y eficiencia, pues desembocan a menudo en políticas, uso de tecnologías y normativas disciplinarias y reglamentarias que tienden a medir la universidad en datos, indicadores, certificaciones y ranking, dejando fuera de esta dinámica el conocimiento de la universidad que comparte, aprende, reflexiona, crea y define” (Hacia una organización compatible con la vida. Juan Pablo Salgado-Guerrero, capítulo 1 página 45.)
La ruptura es entonces con aquellas estructuras que alimentan y sirven de caldo de cultivo para los desempeños autocráticos, jerarquizados, por autoridad nominal y poder y no, por el de la academia como instancia, como espacio, como escenario autónomo para el trabajo intelectual y la recreación alrededor del desarrollo del conocimiento-saber con propósitos sociales.
Surge entonces de lo que se expone con respecto a la participación de la comunidad académica, lo ya anotado anteriormente como propuesta y es que se debe propiciar una reforma estatutaria y a nivel de la ley de educación superior, para que el consejo académico y los consejos de facultad cuenten con una mayoría paritaria de docentes, de estudiantes y de egresados. Esta es una tarea primordial en los actuales momentos y para el devenir pertinente de la Universidad.
4. Hacia una cultura de ciudadanía y comunidad universitaria.
Las apreciaciones que se exponen en relación con lo concerniente a la ciudadanía y comunidad universitaria, están soportadas en las vivencias correspondientes observadas de las dinámicas propias en el comportamiento individual y en colectivo, entre quienes asisten y permanecen diariamente en el campus universitario, ya sea como miembros formales reconocidos o como visitantes.
Cada una de estas personas llegan del entorno a la Universidad con unas características culturales específicas que afectan sus condiciones psicosociales de comportamiento para relacionarse con otras personas. Surge una pregunta obligada que exige una respuesta adecuada: ¿Quien asiste al campus universitario, tiene conciencia de su significado y, además, mantiene presente el significado y el alcance social de la institución Universidad?
Vale la pena traer a colación el contenido del texto escrito por el profesor Sebastián Gómez Gonzáles titulado “¿Festejar la Lumpen Universitas?”. Un análisis reflexivo del mismo, sea cual sea la postura de quien lo lee y lo estudia refleja una preocupación alrededor de la necesidad de diseñar y estructurar con prioridad una hoja de ruta para conseguir la preeminencia de una cultura para la vida universitaria fundamentada en los principios de ciudadanía y comunidad universitaria. Corresponde a todos los grupos de interés propios de la universidad y sus miembros pertenecientes tomar cartas en este asunto, bajo el liderazgo del bienestar universitario y la gestión cultural a todos los niveles.
Una reflexión adicional al respecto: Tomando como base las condiciones actuales de la cultura que impera entre las personas que asisten como miembros pertenecientes a la universidad, se requiere un proceso en el tiempo, que conduzca a una sensibilización y cambio de cultura, hacia la existencia, en las dinámicas del día a día del verdadero sentido de ciudadanía, de comunidad académica y de espíritu universitario. Se trata de conseguir una cultura de identificación, compromiso y sentido de pertenencia orientada por una misión o razón de ser institucional y unos valores apropiados por sus miembros como sujetos sociales, que se conviertan en verdaderos estímulos y factores de vida académica en comunidad. La Universidad debe ser en la realidad cotidiana, un compromiso permanente de todos, para de manera efectiva, hacer academia desde lo colectivo, lo integral, con trabajo en equipo empoderado realmente y considerando la perspectiva de lo social y de lo público. Operativamente, como uno de los caminos, corresponde, con los estudiantes de educación media y quienes de ellos acceden a la Universidad, llevar a cabo un trabajo de sensibilización y toma de conciencia de su proyecto de vida como miembro de la Universidad y como actor social.
5. Transformación de la estructura orgánica con visión de futuro adecuada.
Un análisis cuidadoso de lo expuesto en los ítems anteriores, permite concluir que, con visión pertinente y sostenible de futuro, la estructura de la organización universitaria debe ser repensada y reinventada. Esto exige por ejemplo, el elaborar una ruptura paradigmática con la vigencia, el ajuste y mantenimiento de estructuras fundamentadas desde los principios Tayloristas y burocráticos, para el eficientísimo, sin tener en cuenta otras consideraciones, como que la Universidad, enfrenta y va enfrentar en el futuro condiciones completamente distintas a las del pasado y con cambios permanentes, donde necesariamente, la primacía de lo académico con el referente de su significado social se convierte en el factor básico y trascendental para responder a las demandas de pertinencia social.
Es la sociedad local, regional, nacional e internacional, desde sus demandas y expectativas con referencia al conocimiento-saber, la que explicita y manifiesta si determinada Universidad y para el caso la Publica y en concreto la Universidad de Antioquia, es pertinente, si no es así, la misma sociedad envía señales y orienta sus preferencias hacia otras instituciones universitarias, inclusive reorientando los recursos financieros que ella le aporta. Esto exige de manera perentoria, que la estructura, como relaciones para el hacer institucional, desde las Unidades Académicas, este dispuesta para una interacción permanente y. reciproca con todos los sujetos, agentes y entidades del entorno próximo y lejano.
Se requiere pues, que la estructura organizacional de la Universidad como conjunto de relaciones, se oriente hacia el medio, hacia el entorno, primando para ello el diseño y la configuración del que–hacer académico como una secuencia de acciones para la generación de respuestas, desde la investigación, la docencia y extensión. Dicha secuencia de acciones hay que entenderla como una cadena formal eslabonada para la construcción de valores agregados, los cuales significan y contienen conocimientos válidos y adecuados para la sociedad, de manera sostenida en el tiempo.
Todo lo expuesto hasta ahora acerca de la reinvención de la estructura orgánica de la Universidad, es una base que puede ser ampliada y profundizada para contar de manera más específica con el mapa de procesos y de relaciones interdisciplinarias desde lo académico y contando con las áreas de apoyo y de soporte. Esto también se puede considerar en desarrollos más operativos, la elaboración de guías de procedimientos basados en procesos y no en funciones como en las estructuras piramidales.
Hasta acá y en lo referente a la transformación con visión de futuro de la estructura orgánica de la Universidad, vale la pena efectuar una aproximación a reflexiones y conclusiones como las siguientes:
- Hay necesidad de abandonar la ideología y la concepción de las estructuras piramidales, funcionales, especializadas y jerarquizadas.
- Se requiere cambiar de paradigmas: Valorar en un alto grado y explicitar con acciones, las relaciones sociedad–procesos académicos. La sociedad contiene las demandas y expectativas para la Universidad y ellas son, como ya se había anotado, definitivas para que la Universidad tenga sentido desde todos los ámbitos.
- Se debe entender que la Universidad aporta conocimientos teóricos y aplicados valiosos a la sociedad (conocimiento- saber); o sea que le agrega valor por medio de la investigación, la docencia y la extensión y ello debe hacerse de manera sostenible y con idoneidad
- Lo más conveniente y consecuente para la Universidad desde el punto de vista social y teniendo en cuenta los cambios que se prevén hacia el futuro, es apostarle a la relación pertinencia y asertividad desde la academia.
- La reinvención de la estructura orgánica de la Universidad, posicionando en un primer orden los procesos y dinámicas académicas (investigar, hacer docencia, hacer extensión.), remite a cambios de paradigma en relación con el gobierno de la Universidad, el cual necesariamente para su ejercicio, debe convocar a la participación vinculante de los actores protagónicos de mayor preponderancia (profesores activos y jubilados, alumnos, egresados, trabajadores y empleados.)
- La forma de participación de la sociedad en su relación con la Universidad será a través del compromiso, el sentido de pertenencia y las acciones de los actores mencionados con la misión institucional y, además, por medio de las entidades de control social (Contraloría, Procuraduría, Fiscalía y Veedurías).
- Un complemento importante y necesario para que la Universidad genere conocimiento-saber con mayor valor agregado social y con incidencia en el ámbito local, regional, nacional e internacional, es introducir en la reinvención estratégica y operativa de su estructura las opciones que ofrecen las Tics. Los avances en el desarrollo de las tecnologías de las telecomunicaciones y de la informática han venido permitiendo una consolidación de procesos de integración y, por lo tanto, de globalización de las dinámicas sociales y económicas, entre los distintos países del mundo. Hoy en día ya es posible a través de las Tics emergentes, tener contacto y comunicación en tiempo real con cualquier lugar del mundo para llevar a cabo distintas relaciones de intercambio en el plano social, cultural, tecnológico, ambiental, económico y académico. Amerita esto transcender los alcances hacia un mayor posicionamiento con el carácter de vicerrectoría de apoyo a todo lo concerniente a las tecnologías de la información y de la comunicación.
- En el marco de la globalización basada en las Tics, y por ende de la integración, se configuran escenarios de acciones académicas (investigación, formación y extensión) dinámicas, que superan el espacio de lo local, de lo regional y de lo nacional. Dichas acciones en el horizonte del tiempo apuntan a ser más complejas, lo que exige de la estructura universitaria capacidad de respuesta rápida, flexibilidad para adaptarse a la variabilidad de las distintas situaciones y contar con un sistema de comunicación, lo suficientemente “conectado” a la red global.
- Hoy en día y hacia el futuro, lo que se observa en el contexto social, político, económico, tecnológico, cultural, ambiental y educativo, son relaciones entre instituciones y organizaciones que, en el plano de la globalización y la integración de las comunicaciones, permiten replantear el concepto de la localización física limitada por fronteras claramente definidas y a veces hasta cerradas, hacia esquemas de ubicación, determinada por la red de comunicaciones. Se va imponiendo así, la idea de la organización académica integrada y “conectada”, fundamentada en la comunicación y cuyo soporte operativo y logístico se basa en estructuras basadas en redes procesales de relaciones. Esto permite que una organización universitaria sea grande y pequeña a la vez y que pueda tener presencia en el entorno local, regional y mundial simultáneamente en tiempo real.
Es en el campo de lo expuesto anteriormente que debe desenvolverse la Universidad como institución y organización social. Ella debe rápidamente llevar a cabo estrategias que la coloquen como una “jugadora y apostadora” activa en el concierto de las relaciones locales, regionales y globales, aprovechando las ventajas que se derivan de la adopción de estructuras procesales y de la implantación de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (Tics.).
Si se interpreta la misión de la Universidad como la de generar mediante la docencia, la investigación y la extensión, conocimiento-saber básico y aplicado con valor agregado social, éste debe ser de categoría mundial, al servicio de lo local, lo regional, lo nacional y lo internacional. Para ello, la Institución debe insertarse en ese flujo de dinámicas integradas y globales por medio de alianzas y procurando rápidamente avances hacia el predominio de estructuras procesales y proactivas, con fundamento en el uso de las Tecnologías de la Información y de la Comunicación (Tics.).
Un ejercicio aplicado y juicioso de reinvención de la estructura orgánica para la Universidad seguramente permitirá repensar y replantear situaciones como las siguientes:
- 1. La existencia y permanencia de las vicerrectorías como están concebidas actualmente (Caso Vicerrectorías de Docencia, de Investigación y Extensión), hacia una Académica que las integre y sirvan de una manera mucho más efectiva a los procesos académicos básicos;
- 2. La figura de las Escuelas, de los Institutos, de las Corporaciones y de los Departamentos académicos.
- 3. De lo que hoy se conoce como Vicerrectoría Administrativa, en búsqueda de una realmente efectiva Vicerrectoría de Apoyo y Soporte.
- 4.Se requiere pues, de inmediato concebir y llevar a cabo una estrategia de transformación de la estructura orgánica de la Universidad, hoy en día inflexible, especializada funcionalmente, centralizada y burocratizada, hacia estructuras por procesos flexibles, integradas en redes globales con plena autonomía para las unidades académicas por campos del saber y con un sistema de comunicación y de información fundamentado en las tecnologías de la información y comunicación más avanzadas.
Surge entonces, desde la situación actual que soporta la estructura de la Universidad, la inquietud de cómo llevar a cabo la transformación en un proceso en el tiempo. De manera aproximada se pueden deducir varias propuestas de acción.
1) Una primera tiene que ver con realizar un proceso de sensibilización y concientización en la práctica, basado en la participación vinculante y proactiva, y no solamente de discurso, entre docentes, directivos, investigadores, egresados, empleados y estudiantes hacia la necesidad de reflexionar y validar las “nuevas realidades” y de los requerimientos para la transformación orgánica.
2) Una segunda, configurar unidades académicas estratégicas por campos y áreas del saber y como núcleos básicos autónomos, empoderados.
3) Una tercera, concebir y establecer la estructura interna de la Universidad como una red de relaciones, donde los actores y protagonistas tengan claridad permanente acerca de la esencia misional de los saberes, de lo nuclear desde la academia, lo cual, se constituye como lo determinante, siempre y cuando su quehacer este enfocado a los intereses de la sociedad.
4) Una cuarta, se refiere a reorientar la inversión en la Universidad hacia la mejora de la remuneración, capacitación y formación de todo el personal, con el propósito de lograr un desarrollo de la capacidad en el desempeño. No se debe hacer a un lado la consideración del potencial acumulado como acervo de conocimientos de los profesores jubilados, de los egresados y de aquellos colaboradores que puedan seguir siendo considerados, dada la inversión social que la sociedad ha efectuado en ellos a través de la Universidad, desde el momento en que se vincularon a ella de tiempo atrás.
5) Adicionalmente, el reorientar la inversión, implica favorecer aquellas asignaciones que correspondan a la optimización de las condiciones para el uso de la plataforma de telecomunicaciones e informática.
6) Y una quinta propuesta casi como requisito principal para que las anteriores se presenten se relaciona con la necesidad de que los procesos de planeación estratégica y por proyectos deben provenir a partir de las unidades académicas empoderadas con la participación vinculante y proactiva de sus miembros Sin ello, no es posible propiciar escenarios de estilos de vida en red. Esto supone también el ejercicio del liderazgo, antes que, de la jerarquía y autoridad nominal propia de la forma de organización que actualmente tiene la Universidad.
Pero a todas estas, ¿qué beneficios trae consigo la transformación plena de la estructura orgánica de la Universidad? De manera somera se pueden citar las siguientes:
o Un mayor impacto en el cumplimiento de la misión por parte de la institución.
o Un alcance con mayor cobertura en el campo docente, de investigación y de extensión desde lo local, lo regional, lo nacional y lo mundial.
O La generación de comunidad académica hacia adentro y hacia afuera, propiciando escenarios más proactivos, para la creación de conocimiento con valor agregado social. Se favorecen así las redes de docencia, de investigación y de extensión integrada y globalizada.
O Una mayor efectividad y una afirmación social más significativa, procurándole a la inversión pública en educación superior, una justificación más adecuada desde la Universidad.
6. Generació n de una Red Pública de Educación Superior.
Complementariamente con lo anterior, se debe propiciar cuanto antes, la generación y puesta en operación de una red académica y de apoyo, entre las universidades públicas de educación superior que integre desde la base a los estamentos de la Universidad. A manera de ejemplo: ¿qué sentido tiene que varias universidades públicas ofrezcan programas que conducen a un mismo título y con diferencias ostensibles? ¿Por qué no propiciar la constitución de equipos interdisciplinarios de docentes e investigadores provenientes de los mismos campos del conocimiento, desde las universidades públicas mediante el uso de las Tics avanzadas y las pasantías?
Estos son algunos ejemplos de acciones que se pueden emprender, en el inmediato, en la Universidad de Antioquia, para “volverla más sistémica y procesal, donde fluya el conocimiento, que no se quede estancado, como ocurre en las estructuras jerarquizadas y especializadas.
7. Constitución de una Comisión multiestamentaria.
Pudiera entenderse como una “constituyente” para la Universidad, conformada por representantes del sector social, político, gubernamental, científico y de los estamentos universitarios, elegidos con el propósito de liderar los procesos para “repensar” y “reinventar” la Universidad, soporte básico para enfrentar de manera proactiva los retos del siglo XXI.
De dicha comisión podrán surgir planteamientos estratégicos de transformación para la Universidad referidos a los estatutos, reglamentos, la estructura académica y de apoyo en la Institución y en lo concerniente a su capacidad operativa y de cambio permanente.
Esta experiencia pudiera servir como “piloto” y como ejemplo en escenarios académicos de carácter público.
8. Estímulo a la Inversión Social.
Se debe mejorar significativamente la inversión social hacia estudiantes y profesores, como financiación estatal total e integral directamente proporcional al valor agregado que generan los procesos propios de la academia y de las actividades de apoyo, teniendo en cuenta las expectativas y demandas del entorno en el contexto de las “nuevas realidades” del país y del mundo. Ello incluye sistemas de remuneración adecuados derivados de las exigencias del cambio de estructura orgánica, inversión en recursos informáticos individualizados y en red para el ejercicio y el apoyo de la formación teniendo en cuenta a estudiantes y profesores, la investigación y la extensión en espacios digitalizados, programas intensivos de capacitación y de promoción de relevo generacional vinculado de tiempo completo y de dedicación exclusiva.
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