Crónica de un ROBO continuado

Parte I

Jorge Ossa Londoño

Profesor demandado, profesor condenado, profesor subrogado

Los tres nuevos títulos, degradantes, que me ha conferido

la Universidad de Antioquia

La Universidad de Antioquia llenó mi vida de oportunidades, de alegrías, de honores; todo eso durante mi juventud y mi adultez productiva. Hoy, a mis 76 años, y desde hace 9 años, la Universidad decidió vulnerar mis derechos Constitucionales y legales al ROBAR el 21% de mi mesada pensional. He aquí la crónica de este ROBO continuado, del que somos víctimas más de 700 profesores, trabajadores y empleados que alcanzábamos la jubilación al momento de la transición a la Ley 100.

Con la Ley 100, firmada a en diciembre de 1993, se dio la oportunidad para que la Universidad de Antioquia se liberara de esa doble nómina que representaba el compromiso pensional.  En ese momento los profesores, a los que nos faltaban menos de 10 más años para el retiro, podríamos tomar la decisión de llevar nuestra pensión a fondos privados o al Seguro Social, que luego se convirtió en Colpensiones. 634 servidores tomamos la opción de Colpensiones.

Pero: al momento de hacer efectivo el traspaso, Colpensiones informó que sólo reconocería una mesada liquidada solo con 12.5 salarios, a pesar de que el salario profesoral incluía 15.5 (este privilegio lo habíamos conseguido los profesores a lo largo de nuestras luchas gremiales por un salario digno; valga la pena recordar que los salarios devengados por los profesores de las universidades públicas, antes de 1994, eran misérrimos). También los empleados y trabajadores recibían más de 14.5 salario; todo esto, desde luego, era base de cotización para la pensión.

Pues bien, para aprovechar la oportunidad de sacudirse de la nómina pensional, la Universidad pactó con Colpensiones que Ella se subrogaba el compromiso de pagarnos el porcentaje correspondiente a lo que Colpensiones no reconocía, y esto equivale, en el caso de los profesores, al 21%. ¡La Universidad era consiente de nuestros derechos! Y se nos informó que todo seguiría de esta manera hasta cuando las dos Instituciones encontraran una solución definitiva. En otras palabras, la Universidad se hizo codeudora del derecho adquirido por los profesores.

El Atropello-ROBO consiste en que, la Universidad codeudora, sin haber resuelto el asunto con Colpensiones, no quiere, ahora, ser fiel al compromiso voluntariamente adquirido; y, la justicia, aparentemente impregnada de politización neoliberal, contra el Estado social, se ha confabulado contra nuestros derechos, incluido el que nos asiste por la condición de adultos mayores que somos, todos los demandados.  LA UNIVERSIDAD ESTÁ VIOLANDO, en materia grave, LA MORALIDAD PUBLICA Y LA CONSTITUCIÓN NACIONAL.

El pacto se venía cumpliendo debidamente desde su sanción legal, que incluyó una Resolución Rectoral, firmada por Jaime Restrepo Cuartas; pero, en un momento dado, sin que se supiera quien dio la orden al Rector lacayo del momento (Alberto Uribe Correa), la U de A decidió llamar a los pensionados de marras, dizque para que “renunciaran voluntariamente” a ese 21% de su derecho pensional, con la amenaza “terrorista” de que, de no hacerlo, seríamos demandados, uno a uno, y no sólo para quitarnos el pago, sino para que devolviéramos la suma total de lo recibido, hasta el momento, desde el momento de la jubilación y, además, pagar las costas judiciales que hubiera lugar.

Ante semejante atropello, los profesores decidimos decir “NO” a esa propuesta amenazante. Gracias a la acción de la Asociación de Profesores Jubilados (APROJUDEA), empezamos a organizarnos y a estudiar la situación con la ayuda correspondiente de abogados. El resultado de nuestro trabajo indica que, por donde quiera que se mire la situación, la Constitución y la Ley están de nuestro lado; sin embargo, la confabulación contra los derechos adquiridos de este grupo de servidores en régimen de transición sigue adelante y hasta el momento somos alrededor de 250 los CONDENADOS, más de 300 los DEMANDADOS y los restantes siguen AMENAZADOS. Este es el nuevo escalafón “terrorista” que nos ha aplicado la Universidad.

En mi próxima nota presentaré ejemplos del impacto de este atropello – Robo sobre la economía familiar y también presentaré comentarios sobre el efecto sicológico y emocional que impacta la relación con la institución que siempre quisimos considerar Alma Mater.